miércoles, 25 de abril de 2018

LAS PEGATINAS SONRIENTES





Ayer fui al colegio a recoger al hijo de una amiga, él es un niño muy alegre pero ese día al verme en la puerta estaba mas pletórico que de costumbre. Vino corriendo hacia mí y me enseño una pegatina que llevaba en la mano con una cara sonriente. Le pregunte si se la habían puesto por comportarse bien (he de añadir que es un niño extremadamente educado, dulce y cariñoso. Pero que en ese colegio ya esta encasillado como el niño con TDAH).El me contesto que no, que ese día le habían reñido varias veces. Me sorprendí y le pregunté cómo había conseguido la pegatina entonces. A lo que él me contesto - ¡me la ha regalado Adrián, porque dice que hoy me había portado muy bien, y como a el siempre le ponen pegatinas me ha regalado esta! -. En ese momento me quedé perpleja. Y justo apareció Ardían por allí y me confirmó la historia, le felicite por ser tan generoso y por haber echo que su amigo se sintiese tan bien.


Carlos y yo nos fuimos a su casa, mientras por el camino pensaba en lo ocurrido y no podía dejar de sentirme muy confusa con lo que había pasado. Después de merendar llego mi amiga, y madre de Carlos,el subió a jugar y yo le conté lo ocurrido. Ella me dijo que desde que descubrieron que Carlos era un niño TDAH esta trabajando esto tanto con la escuela, la familia y el pediatra. Ella decidió no medicarlo pues no lo ve necesario, pero si es consciente de las necesidades de actividad que tiene su hijo y por ello va con el a yoga y atletismo, puesto que estas actividades sirven para relajarlo y para sacar la energía que tiene.
Todo ello hizo que me plantease dos cosas: en como se encasilla a las personas por como son, como le pasa a Carlos. Y en el tipo de refuerzos que les damos a los niños. Pensando en esta ultima los filósofos se referían a los refuerzos positivos a aquellos que crean una respuesta, ya sea más o menos positiva. Y por otro lado los refuerzos negativos, que son aquellos que no responden (ignoran) la conducta. Por un lado, me asombro la capacidad de mi amiga para darle a Carlos los refuerzos positivos que tanto necesitaba, unos refuerzos significativos y muy diferentes a los que estamos acostumbrados. Ya que normalmente solemos condicionar a los niños con refuerzos positivos materiales (Si te portas bien en el cole a la salida vamos a comprar unas chuches). Por ello me sorprendió y agrado mucho la forma de actuar de mi amiga con su hijo, puede que porque yo también comparta ese tipo de valores y de crianza.


Por otro lado, pensé en los refuerzos que la maestra de Carlos les otorgaba o no en forma de cara sonriente. Si esas pegatinas fuesen entregadas con otro motivo y a todos los alumnos no lo consideraría algo negativo. Sin embargo, se entregaban a modo de premio a los niñ@s que a juicio de la maestra se portaban “bien”. Pero lo primero que me hace penar esto es lo relativo y diverso que es el concepto de bien. Y más allá de eso en lo pronto que se nos encasilla y a partir de ello se nos atribuyen ciertos privilegios o no dando un refuerzo negativo.


Con toda esta reflexión quiero concluir en que no estoy para nada de acuerdo con el tipo de refuerzos materiales y menos en educación, no por el echo de premiar a unos si y a otros no. Si no que detrás de todo eso, si se produce de manera sistemática produciremos ciertos efectos probablemente irreversibles en la autoestima de nuestros niñ@s. Y no siempre habrá detrás un Adrián para consolarnos…

Entrada realizada por : Sara Bartolomé Vega.

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