Ayer
fui al colegio a recoger al hijo de una amiga, él es un niño muy alegre pero
ese día al verme en la puerta estaba mas pletórico que de costumbre. Vino
corriendo hacia mí y me enseño una pegatina que llevaba en la mano con una cara
sonriente. Le pregunte si se la habían puesto por comportarse bien (he de
añadir que es un niño extremadamente educado, dulce y cariñoso. Pero que en ese
colegio ya esta encasillado como el niño con TDAH).El me contesto que no, que
ese día le habían reñido varias veces. Me sorprendí y le pregunté cómo había conseguido
la pegatina entonces. A lo que él me contesto - ¡me la ha regalado Adrián,
porque dice que hoy me había portado muy bien, y como a el siempre le ponen
pegatinas me ha regalado esta! -. En ese momento me quedé perpleja. Y justo apareció
Ardían por allí y me confirmó la historia, le felicite por ser tan generoso y
por haber echo que su amigo se sintiese tan bien.
Carlos
y yo nos fuimos a su casa, mientras por el camino pensaba en lo ocurrido y no
podía dejar de sentirme muy confusa con lo que había pasado. Después de
merendar llego mi amiga, y madre de Carlos,el subió a jugar y yo le conté lo ocurrido.
Ella me dijo que desde que descubrieron que Carlos era un niño TDAH esta
trabajando esto tanto con la escuela, la familia y el pediatra. Ella decidió no
medicarlo pues no lo ve necesario, pero si es consciente de las necesidades de
actividad que tiene su hijo y por ello va con el a yoga y atletismo, puesto que
estas actividades sirven para relajarlo y para sacar la energía que tiene.
Todo
ello hizo que me plantease dos cosas: en como se encasilla a las personas por
como son, como le pasa a Carlos. Y en el tipo de refuerzos que les damos a los niños.
Pensando en esta ultima los filósofos se referían a los refuerzos positivos a
aquellos que crean una respuesta, ya sea más o menos positiva. Y por otro lado
los refuerzos negativos, que son aquellos que no responden (ignoran) la
conducta. Por un lado, me asombro la capacidad de mi amiga para darle a Carlos
los refuerzos positivos que tanto necesitaba, unos refuerzos significativos y muy
diferentes a los que estamos acostumbrados. Ya que normalmente solemos
condicionar a los niños con refuerzos positivos materiales (Si te portas bien
en el cole a la salida vamos a comprar unas chuches). Por ello me sorprendió y
agrado mucho la forma de actuar de mi amiga con su hijo, puede que porque yo también
comparta ese tipo de valores y de crianza.
Por
otro lado, pensé en los refuerzos que la maestra de Carlos les otorgaba o no en
forma de cara sonriente. Si esas pegatinas fuesen entregadas con otro motivo y
a todos los alumnos no lo consideraría algo negativo. Sin embargo, se
entregaban a modo de premio a los niñ@s que a juicio de la maestra se portaban “bien”.
Pero lo primero que me hace penar esto es lo relativo y diverso que es el
concepto de bien. Y más allá de eso en lo pronto que se nos encasilla y a
partir de ello se nos atribuyen ciertos privilegios o no dando un refuerzo
negativo.
Con
toda esta reflexión quiero concluir en que no estoy para nada de acuerdo con el
tipo de refuerzos materiales y menos en educación, no por el echo de premiar a
unos si y a otros no. Si no que detrás de todo eso, si se produce de manera
sistemática produciremos ciertos efectos probablemente irreversibles en la
autoestima de nuestros niñ@s. Y no siempre habrá detrás un Adrián para
consolarnos…
Entrada realizada por : Sara Bartolomé Vega.
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